A lo que SÍ nos referimos con Mantener a la persona conectada con su entorno comunitario.

 A una persona que es reconocida y se reconoce como perteneciente y participante en su vecindario.  A una persona que tiene amigos, con los que comparte tiempo y buenas experiencias, tengan o no discapacidad intelectual o del desarrollo.  A una persona que interactúa con compañeros de trabajo, en un ambiente de aportar y aportarse.  A una persona que forma parte de organizaciones comunitarias de todo tipo, formales o informales y participa en actividades comunitarias con otras personas sin discapacidad.  A personas que acuden, en base a su voluntad y preferencias, a todo tipo de eventos culturales, deportivos participando en ellos como receptores o creadores.

A lo que NO nos referimos con Mantener a la persona conectada con su entorno comunitario.

 A personas cuya vida transcurre en Servicios específicos para personas con discapacidad intelectual o del desarrollo.  A personas que siempre reciben apoyo de especialistas en discapacidad, y no en otras disciplinas comunitarias.  A personas cuyos círculos de apoyo tienen solo familiares y profesionales de servicios para personas con discapacidad.   A personas cuyo rol es siempre el de Persona con discapacidad intelectual o del desarrollo, nunca otro.  A personas que siempre están sujetas a relaciones en las que todo el mundo cuestiona su valor y su capacidad. Relaciones, para esas personas con discapacidad, basadas en la “obediencia” y no en la aportación significativa a otros.